Se denomina absceso hepático a la acumulación de pus en el interior de una cápsula fibrosa del hígado. Sucede debido a procesos infecciosos. Su mayor inconveniente es que conlleva la destrucción del parénquima (tejido), así como del estroma que le da estructura al hígado.
Hay una amplia gama de gérmenes que pueden desencadenar este padecimiento. Quienes suelen padecer de esta enfermedad son hombres con edades que oscilan entre los 30 y los 60 años. Se trata de una enfermedad que presenta mayor incidencia en los países tropicales.
Es necesario estar atentos a esta condición médica, ya que presenta una tasa de mortalidad que ronda el 10%. Se agrega que la mayor parte de los casos comprometen la zona derecha del hígado. Hay que agregar que su pronóstico depende del agente patógeno, pudiendo tener un pronóstico reservado en determinadas condiciones. Puede tener un mal desenlace, ya que es capaz de causar el fallecimiento de la persona.
Para prevenir inconvenientes con esta condición lo mejor es el diagnóstico preventivo y localizar la infección en sus primeras etapas. Los casos más graves, cuando la infección causó severos daños en los tejidos, solo se logran solucionar con ayuda de algún tipo de cirugía.
Síntomas de absceso hepático
Uno de los problemas es que este no tiene un solo tipo de sintomatología. A decir verdad, los síntomas varían según el agente productor de la infección. Igualmente, van cambiando a medida que van evolucionando la enfermedad. A esto se añade que las personas reaccionan de manera distinta a una infección en el hígado, ya que cada quien tiene un sistema inmunológico con capacidad diferente.
Algo que llama la atención es que este tipo de absceso suele ser más agresivo en las personas jóvenes. En dado caso, los síntomas más recurrentes son los que indicamos a continuación:
- Fiebre, la cual puede aparecer acompañada de escalofríos. Esta fiebre también varía de acuerdo al agente causante de la enfermedad. Por ejemplo, ocurre que es casi inexistente cuando éste problema de salud es originado por una micosis. En cambio, es una fiebre sumamente elevada cuando la infección es ocasionada por una amibiasis.
- Los pacientes presentan una pérdida de peso bastante acelerada, la cual no obedece a dietas ni ninguna causa aparente.
- Otro síntoma frecuente es la presencia de dolor abdominal. Este se localiza el lado derecho, aunque en ciertas ocasiones (no muchas, a decir verdad) este dolor o se extiende por todo el abdomen. Es un dolor de carácter opresivo o punzante.
- Las personas con este padecimiento de salud suelen referir una abundante sudoración nocturna.
- Al igual que sucede con todos los problemas en el hígado, la epidermis se torna amarillenta. Esto es lo que llaman una ictericia.
- Frecuentes deseos de vomitar, así como náuseas ante movimientos bruscos o después de comer.
- La orina es de color turbio colorida. En casos bastante extremos, puede llegar a ser de color marrón y prácticamente negra. Muy similar al color de un refresco de cola.
- Al ir al baño, la persona detecta que tiene las heces de color arcilla.
- Debilidad y cansancio de manera general.
Como indicamos previamente, en las personas de tercera edad la sintomatología es menos agresiva. Lo que sí suele ocurrir, es que las personas de edad avanzada suelen combinar este problema con otros que son respiratorios y con el dolor pleurítico.
Causas
La causó de este padecimiento es una infección. Las causas de la misma son múltiples. Las estadísticas han demostrado que hay ciertos antecedentes que fungen como factores de riesgo. Uno de ellos es que la persona se haya extraído la vesícula biliar, que haya tenido cálculos de la vesícula, que tenga el hábito del alcoholismo o que sea diabética.
Para dar una información mucho más precisa, presentamos a continuación una lista donde se muestra la incidencia de infecciones que causan el absceso al hígado.
- En primer lugar, sobresale la presencia de una infección biliar, lo cual sucede en el 40%. Esta puede desencadenarse por la presencia de cálculos, estenosis y otras causas. Se trata de una infección ascendente, ya que va desde la vesícula hasta el hígado.
- La segunda causa más común es una infección portal, misma que se detecta en un 16% de los casos. Suele devenir por un proceso infeccioso en otro órgano, como por ejemplo en los casos de apendicitis, diverticulitis, inflamación de los intestinos hubo alguna enfermedad de circulación sanguínea.
- La tercera razón más común para una infección hepática de este tipo, es que la misma ocurra por transmisión desde una infección desde un órgano cercano. Esta causa tiene una incidencia del 6%.
- Las bacterias de cualquier tipo que logran alojarse en el hígado representan el 7% de los casos presentados.
- Otra causa relevante son los traumatismos en el hígado, los cuales conforman el 5% de los casos. Por lo general, cuando esto sucede aparece previamente un hematoma que termine infectándose.
- Por último, tenemos la presencia de infecciones desconocidos (un 26%); que por algún motivo terminan complicando las funciones hepáticas.
Las razones por las cuales aparece este problema de salud son diversas. No obstante, con lo antes dicho ya se tiene idea de los factores de riesgo y de cómo se pueden evitar. No obstante, una vez que se presentan infección es necesario empezar un tratamiento con suma celeridad. Ya hemos dicho que este absceso es peligroso, por lo tanto no se puede permitir que la infección progrese y dañan los tejidos del hígado.
Tratamiento para absceso hepático
Nuevamente ocurre que las circunstancias de un absceso dependen del agente que causan infección. De hecho, los tratamientos requieren de conocer muy bien cuál es el agente infeccioso. Solo con este dato bien conocido, se puede emprender el tratamiento y proceso de recuperación del paciente.
Cuando éste problema de salud se detecta en una fase temprana, el tratamiento más adecuado es un antibiótico combinado con un medicamento que permita drenar el pus acumulado. Esto puede hacerse con la ayuda de la punción de una aguja, la cual se insertan el abdomen de la persona con ayuda de un ecosonograma o por colocación de un catéter medio de una intervención quirúrgica.
No obstante, no queremos generalizar los tratamientos de esta enfermedad. Insistimos en que esto depende de varios factores. No obstante, un criterio bastante común es entender qué tipo de absceso en el hígado se está tratando. Al respecto, la comunidad médica acepta que existen cuatro categorías de abscesos hepáticos:
1) piógeno (de origen bacteriano).
2) amebiano (desencadenado por la presencia de amibas).
3)micótico (causado por hongos).
4) Los abscesos hepáticos de causa múltiple (generados por una combinación de los factores antes mencionados).
En los parágrafos a continuación presentamos un resumen de los tratamientos en los tipos de abscesos al hígado antes mencionados.
Como primer tratamiento, debemos indicar que para el tratamiento de los abscesos piógenos existen varios tipos de esquemas para el tratamiento. No obstante, los médicos suelen siempre valerse de una combinación de dos antibióticos de amplio espectro. Hay que decir que el tratamiento suele demorar entre 2 y hasta 4 semanas.
Un caso distinto es el de los abscesos hepáticos desencadenados por una infección de amibas. Como siempre sucede en el caso de este agente infeccioso, lo que se utiliza es el metronidazol. Este medicamento se debe suministrarse por un lapso que oscila entre los 7 o los 10 días.
Finalmente, hay que mencionar que los abscesos causados por hongos (micóticos) se deben tratar con dosis de anfotericina B o fluconazol, durante un tiempo mínimo de 15 días.
En nuestra época, la cirugía para extirpar el pus solo se practica en casos graves. De hecho, los médicos prefieren evitarla. En dado caso, prefieren hacer drenaje con una larga aguja insertada en el abdomen de la persona. No obstante, en determinadas circunstancias es inevitable optar por una intervención quirúrgica de mayor grado.
Respecto a los tipos de drenaje, sucede que los hay de varios tipos. El ya ha indicado previamente recibe el nombre del drenaje percutáneo; siendo realizado con una aguja guiada por medio de ecografía. Otro caso es el drenaje por colocación de un catéter. Los avances de la medicina han permitido que en épocas recientes exista una técnica para estos casos llamada colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE).
Vale decirse que cuando el absceso es de gran tamaño y está localizado en la zona izquierda del hígado, entonces no queda otro camino que realizar una cirugía. Esto se debe a que esta región hepática puede complicarse con el pericardio, siendo lo mejor extirpar de manera definitiva y radical la acumulación de pus y la infección.
Abscesos hepáticos múltiples
Los abscesos hepáticos múltiples son complejos de atender. Su problema radica en que se originan por una combinación de diversos agentes infecciosos. Muchas veces, su origen se debe a una infección micótica o amebiana que luego se complica, logrando entonces que otro agente infeccioso se aloja en el hígado.
Su tratamiento es variado. Es necesario atacar primero el agente causante que desencadena el resto de los problemas. Suele necesitar de tratamientos largo, donde se combina diversos medicamentos e inevitablemente caen en el tema del drenaje.
Por otra parte, si se presentan varios accesos en el mismo órgano (el hígado) es muy posible que el paciente se encuentre en una situación delicada. Por ello, en muchos casos los médicos prefieren actuar de la forma más radical posible y hacer una operación sin dilatarse mucho en actuar.
Amebiano
Muy frecuente en países en vías de desarrollo, zonas rurales y distantes de zonas de control epidemiológico. Es causado por la ameba (Entamoeba histolytica), misma que arriba al hígado por vía de una infección gastrointestinal.
Lo curioso es que la incubación de la ameba en el hígado es bastante lenta, pudiendo ser un antecedente de hasta cinco meses previos. Igualmente, se ha detectado que esta infección suele ocurrir en personas que han padecido de disentería entre 8 o 12 semanas con antelación a la aparición de la infección y síntomas de absceso en el hígado.
Purulento
Se trata de una de las complicaciones de este absceso. Por lo general, sucede por la ruptura del absceso; generando un derrame del contenido dentro del abdomen. Cuando esto sucede, las bacterias del absceso se extienden y dan lugar a una peritonitis. Igualmente, se puede desencadenar una septicemia o una sepsis. Todos estos son escenarios que deben evitarse, y en caso de suceder ser atendidos como auténticas emergencias.
Drenaje de absceso hepático
Tal y como hemos dicho antes, el drenaje del absceso se realiza de dos maneras. La primera es con una aguja externa que se introduce en el abdomen, la cual es guiada por medio de una ecografía. Esta aguja debe ser llevada hasta el sitio del hígado que presenta el absceso, de manera que con su ayuda se pueda extraer el pus.
La otra manera es con la colocación de un catéter por el cual el pus va saliendo, drenando por su propia cuenta. Esto se hace por medio de una operación ambulatoria. El catéter llega hasta el hígado y desde ahí se encarga de eliminar el pus.