Con el nombre de síndrome de Peter Pan se conoce cierta condición que padecen algunos adultos. Hace referencia gente de edad madura, que sigue comportándose con actitud infantil o adolescente. En muchos casos, se trata de adultos que no terminan de aceptar sus responsabilidades o de entrar en una nueva etapa de su vida.
Un estudio psicológico de las personas que encaja dentro de este síndrome, revelan una profunda inmadurez a nivel emocional. Igualmente, dejan en claro una marca de inseguridad y mucho temor a ser aceptado socialmente. Muchos los llaman como una suerte de jóvenes eternos, enfrascados en desatender el mundo real y vivir en una perenne fantasía. Algo similar al personaje de Peter Pan que vive para siempre estancado en una misma edad en su país de Nunca Jamás.
Los niños externos, aún en la adultez
Una de las características de este síndrome de las personas nunca logran a desarrollar los roles que les toca asumir. Por ejemplo, nunca llegan a ser realmente padres, parejas o profesionales destacados. Es decir, las metas que se esperan durante la vida adulta parecen no encajar con su perfil o con sus ambiciones. Incluso, se le reconoce por qué cuesta que se independizó de sus padres.
En ciertos casos, se trata de personas que siempre tienen relaciones afectivas muy superficiales. No les gusta tener mayores compromisos. Igualmente, se caracterizan por una marca de inestabilidad laboral. Esto último, tiene mucho que ver con la llamada falta de compromiso antes mencionada. En algunos casos, son descritos como una suerte de aventureros: siempre están dando vueltas, de un lado para otro, sin animarse estabilizarse western en un determinado lugar por mucho tiempo.
En suma, pareciera ser una suerte de resistencia a crecer. Vale decirse que este síndrome de Peter Pan parece ser más frecuente en los hombres que las mujeres. Por otra parte, fue descrito por primera vez por el psicólogo norteamericano Dan Kiley, durante el año de 1983.
Un síndrome que tiende aumentar la sociedad actual
Algo que llama la atención, es que esta peculiar condición pareció mentar notablemente en las sociedades del siglo XXI. Uno de los rasgos de estas personas es que suelen sustituir los huecos afectivos por el consumo, lo cual es bastante común en una sociedad consumista como lo es el actual. Se trata de buscar una suerte de placer inmediato, pero sumamente efímero. No es algo duradero, ni que logra estabilizar la vida de la persona.
Vale decirse que muchas veces es difícil de diagnosticar. Las personas que padecen esta condición suele aparecer completamente despreocupada y felices por todo lo que acontece. No obstante, esta una suerte de careta. En realidad, en su vida demuestran una muy marcada soledad. Asimismo, suelen ser personas bastante satisfechas y que suelen tener una dependencia personal de manera constante. Esto se debe que siempre necesitan de otra persona con la cual deben sentirse completamente protegidos.
¿Quién les cumple el rol de protector? Por lo general, son los padres, un Hermano mayor o incluso la pareja. No obstante, siempre demuestran que son personas que necesitan de esta dependencia. Ellos por su cuenta no son capaces de proteger a nadie, necesitan de protección constante.
Hay que tener en cuenta que este síndrome parece aumentar en tiempos recientes. Muchas personas parecen padecer lo de manera constante, aunque no se dan cuenta. Se dice que esto se debe que en la época que vivimos con seguir las cosas es menos complicado que en otros tiempos; lo que hace que la gente tiende a madurar muy poco. Ciertamente, madurar consisten enfrentar problemas y ver cómo se pueden resolver. Si estos problemas no se presentan, entonces no existe la necesidad de madurar.
Algunas de las secuelas de esta peculiar condición
Hay que dejar en claro que el síndrome de Peter Pan (SPP) suele tener ciertas consecuencias que ameritan ser estudiadas y prevenida. Si bien la persona aparentemente está muy feliz, en realidad hay unos desajustes en su personalidad y en su adaptación a la sociedad.
Lo primero que debemos dejar en cuenta es que el SPP suele desencadenar varias alteraciones a nivel emocional. Lo más frecuente, es que estas personas tengan muchos niveles de ansiedad y a la vez de depresión. Suelen confesar que se sienten poco contentos con sus realizaciones en la vida. Esto se debe a que su falta de compromiso hace que no sienten que sus logros sean suyos, por lo tanto tienen el problema de que no están orgullosos de sus propios éxitos.
Todas las personas que padecen este síndrome, suelen confesar que se sienten incomprendidos. Además, ni siquiera se dan cuenta del problema que padecen. Solamente lo hacen en situaciones sumamente críticas, cuando deben poner de su parte y enfrentar una situación pero demuestran que no saben cómo comportarse.
Características del síndrome de Peter Pan
Muchas de estas personas, suelen pasar de recibir el afecto directo de sus padres al afecto de una pareja. Por ende, no saben movilizarse de manera independiente. Siempre han tenido a alguien que vele por ellos o que les da muestra afecto constante. Por lo tanto cuando se les presenta una situación de soledad, no saben cómo manejar la de manera correcta.
Como hemos mencionado previamente, muchas de estas personas no aparentan tener ningún problema. No obstante, algunos de los síntomas que se pueden detectar son los que indicamos en la lista que presentamos a continuación:
- Se trata de adultos que si bien ya han llegado los 30 años incluso los 40, siguen comportándose como niños o como adolescentes.
- Siempre manifiestan necesitar mucha atención; la gente que nos rodea es su objetivo. Necesitan que los min, que los premian por todo lo que hacen.
- Son personas que suelen pedir, recibir y criticar constantemente. Lo que llama la atención es que no hacen nada por los demás. Siempre esperan ser ellos el centro de todas las atenciones, sin hacer nada por otras personas. Es la actitud del niño eterno, contraria a la del Padre que debe hacer un esfuerzo por ayudar a su familia.
- Considera que comprometerse en realidad un obstáculo para su libertad.
- Se siente siempre atraído por la juventud. Estas una de las características esenciales de las personas que padecen de SPP. Se trata de una etapa de la vida que idealizada por ello, incluso intentan alejarse de las personas de su propiedad o de mayor edad.
- Suelen tener miedo estar solos. Asimismo, demuestran que son bastante en seguros de las decisiones que toman.
Muchos de los aspectos antes mencionados, se presentan de manera bastante tamizada. No es fácil identificarlos en todos los casos. Como ya indicamos, muchas veces la situación explota en un momento crítico y es cuando es fácil percatarse que alguien padece de SPP.
Causas del SPP
¿Cuáles son las causas de este síndrome? Hay varias razones que parecen desencadenarlo. No obstante, parece ser más frecuente en personas que tienen tendencia a la dependencia, o que evitan los problemas. Muchas veces, se dice que una infancia demasiado feliz y despreocupada puede ser la causa de este siglo. Esto se debe a que las personas no quieren salir de esta etapa, ya que se sienten sumamente conformes con seguir siendo niños para toda la vida.
No obstante, en otros casos parece ocurrir que y adultos que se sienten inconformes con su infancia. Se habló entonces de la llamada infancia robada. Entonces, durante la adultez desean seguir siendo niños para poder vivir la infancia que nunca tuvieron. Estamos ante una situación en donde dos circunstancias extremas parece que se tocan y dan como resultado la misma condición psicológica.
Muchas veces, este síndrome no está tan asociado a la niñez sino más bien a la adolescencia. Es el caso de jóvenes que fueron muy populares durante su etapa adolescente. Por ende, desea seguir disfrutando de las características de este periodo de su vida. Siguen comportándose de manera rebelde, un tanto insolentes, sumamente inestables y desean llamar la atención de las personas. Nuevamente nos encontramos ante el caso de una persona que desea seguir en una etapa de su vida que ya terminó, pero que se niega a abandonar.
Entender el significado de la palabra madurar
Hay que tener en cuenta que al madurar nunca se abandona el niño que siempre fuimos. No obstante, implica que ese niño aprendido a ver el mundo de otra manera. Por ejemplo, debe aprender a renunciar a ciertas cosas para obtener otras. Asimismo, entender que no es el centro de atención. En una familia con un hijo, el pequeñín obviamente es la luz de los ojos de todos. Pero en el mundo de los adultos solo somos personas en medio de un mar de humanos; por lo tanto debemos entender esta nueva circunstancia.
Madurar implica equivocarse y aprender de los errores. Igualmente, seguir manteniendo nuestra personalidad pero con un nuevo aprendizaje. Entender que los ciclos se cierran, y que no hay que quedarse estancados en ellos esperan de repetirlo para que sean perfectos. Tal vez, esta se una a la manera de evitar el síndrome descrito en este texto.