Es una de las épocas de la historia que más nos atrae y también es la más convulsa. Constantes cambios políticos y la pugna por un territorio que se va dividiendo en reinos cuyo poder ansían diferentes pueblos de índole ideológica y cultural muy diferente. Cristianos, judíos y musulmanes se mezclan como protagonistas de este periodo histórico que es La Edad Media. A continuación, vamos a descubrirte qué sucedió en La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-1474) con el temario para exámenes.
El papel de Andalucía en la Edad Media
Si hay un territorio que jugó un papel esencial en el desarrollo de la historia de España esa es Andalucía. Muchas veces se convirtió en cuna de pobladores procedentes de los países más dispares que decidieron asentarse en el sur de la península, dejando con ellos un gran vestigio cultural en todos los sentidos. Y es aquí precisamente, en Andalucía, donde vamos a centrar nuestro estudio a lo largo de este post.
Comenzaremos recordando que desde el año 711 Andalucía estaba siendo dominada por los musulmanes. El primero de los cambios, que ya hemos dicho que habrá muchos cambios gubernamentales, políticos, ideológicos y religiosos en un corto periodo de tiempo (ya sabemos que cuando se trata de historia, la cronología se calcula de manera diferente a cuando hablamos de tiempos en nuestra vida cotidiana), se produjo cuando en el año 1492 tiene lugar la Reconquista. Son estos dos sucesos, la invasión musulmana y la posterior Reconquista cristiana son los dos grandes hitos que marcarán la historia en adelante.
Situación bélica constante
España queda dividida en distintas lenguas, culturas y religiones debido a que diferentes pueblos nos gobiernan. Son los antecedentes de una monarquía confederal moderna y son el germen de las futuras luchas y problemas nacionalistas.
Los diferentes reinos y sus procesos de reconquista implica que la población vive en guerra casi continuamente. Y en las nuevas repoblaciones van ganando en importancia dos instituciones que nos van a acompañar hasta la historia más reciente como son la nobleza y la Iglesia.
España y concretamente Andalucía con una estructura principalmente agraria no consigue desarrollar todo su potencial, lo que llevará a que se produzca un subdesarrollo económico, en paralelo a la expansión política y territorial que tiene lugar gracias a la monarquía de los Austrias en el norte de África y en América.
Al-Aldalus y el Islam
Retomando a lo que comentábamos al inicio de este post, en el año 711 los musulmanes invaden la península. No lo tuvieron difícil, ya que el territorio estaba pasando por un momento muy delicado y no había una estabilidad ni un poder en efecto superior. Lejos de esto, la población se hallaba dividida, pues por un lado, los visigodos, por entonces dominantes en el territorio, estaban enfrentando fuertes luchas internas, al mismo tiempo que las clases más populares se levantaron en pie de guerra oponiéndose a la pre feudalización que estaba teniendo lugar. A esto se le suma el descontento también de los judíos residentes en la península, quienes se sentían discriminados y hasta perseguidos por sus creencias religiosas y apartados de la población. En este contexto, no es de extrañar que cuando los musulmanes llegaron, en lugar de expulsarlos, la población respondió con alivio viéndoles incluso como libertadores que vendrían a poner fin a la opresión que unos y otros estaban viviendo.
Se encontraron en aquel momento varios grupos diferentes. Por un lado, los hispanorromanos cristianos, por otro lado los musulmanes, quienes consiguieron que los primeros fueran convirtiéndose al islam, dando lugar a los muladíes. Sin olvidar también la coexistencia del pueblo judío quienes, aunque en minoría, también tenían su peso.
El Califato musulmán
Invadido el territorio en el 711, lo musulmanes imponen un gobierno basado en el califato, concretamente, dependiendo del Califato Omeya de Damasco. Más tarde, en el año 756, se establece un nuevo emirato, el Abbásida, hasta que finalmente se independiza al mando del príncipe omeya Abderramán I. Aunque fue una independencia a medias, porque en lo religioso sigue bajo su mando. No fue el único problema al que debe enfrentarse el emir, pues la población se vuelve a poner en pie para sublevarse, tanto internamente entre mozárabes y muladíes dando lugar a crisis interna entre los propios árabes y bereberes, como entre los cristianos quienes se habían ido expandiendo formando núcleos de resistencia al emirato.
En el año 929 se produce un cambio de emir, con Abderramán III que sí consigue imponer su autoridad y ejercer un mandato independiente de otros califatos. Gracias a su influencia en el norte de África, consigue alcanzar una fuerte presencia en cuanto al comercio, especialmente participando del suministro de oro de Sudán a países europeos. Con esto, se experimenta un crecimiento económico importante. Abderramán III impone un gobierno autocrático, crea su ejército profesional y una administración con estructura jerárquica, de modo que cada territorio cuenta con su propio gobierno y órgano de justicia. Aunque todos ellos bajo su autoridad. Este predominio musulmán dura hasta el año 1031 cuando se viene otra gran crisis.
Año 1031 a 1492- Los Reinos cristianos
El califato dividido en reinos que se hacen cada vez más independientes empieza a presentar sublevaciones. Los sucesivos califas no consiguen hacer frente al descontento popular y a las crisis internas de modo que van dejando paso a un enemigo cada vez más fuerte: los reinos cristianos, quienes discretamente han ido ganando en presencia y en fuerza frente a califatos cada vez más vulnerable. La Reconquista cristiana, hasta el momento muy lenta, se acelera entre los siglos XI y XIV. A partir de este momento, la nobleza, cada vez más exigente, ocasiona que los reinos se vayan debilitando y se originen crisis por el poder, sumando a este hecho político, otro hecho no menos preocupante aunque de naturaleza más humana como es la merma de la salud de la población debido a graves epidemias de peste.
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Además de la salud, lo que preocupa al trabajador es que las tierras van quedando en manos de nobles que se van enriqueciendo y adquiriendo poder, a medida que las poblaciones campesinas ven por contra aumentando su pobreza y su sometimiento a los intereses de las grandes familias poseedoras de las tierras. Quien tiene tierras, tiene el poder. Y estas se encuentran en manos del clero y de unas cuantas familias que van generando una clase social cada vez más clave en la historia: la burguesía. Quien empezará a reclamar derechos y a tener un papel destacado en la política.
La burguesía rechaza el poder de la nobleza y del clero. Y los campesinos, los más desfavorecidos, siguen empobreciéndose.
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