¿Qué es el Antiguo Régimen?
Bajo este término los revolucionarios franceses se referían, de forma peyorativa, al sistema de gobierno que existía con anterioridad a la Revolución Francesa, que ocurrió entre los años 1789 y 1799, bajo la monarquía absoluta del rey Luis XVI. Este término también se aplicó, en mayor o menor medida, al resto de las monarquías europeas cuyo régimen o sistema de gobierno era bastante similar (en España, por ejemplo, fue conocido bajo el nombre de Nuevo Régimen).
Fue en este último país, por ejemplo, cuando a finales del siglo XVIII el conocido como Antiguo Régimen acabó por entrar en crisis. Uno de los efectos causantes más evidentes y destacados fue la Revolución Francesa de 1789, que ocasionaron también en nuestro país la ruptura de las relaciones con el país vecino, como consecuencia del temor de que sus ideas liberales acabaran por extenderse entre la ciudadanía y terminaran con la monarquía absoluta.
También tuvo relación las sucesivas guerras que el estado español había llevado a cabo contra Inglaterra y Francia en los años noventa del citado siglo. Y que, en definitiva, acabaron por arruinar la economía del país casi por completo.
En lo que se refiere al contexto internacional, Napoleón, que empezaba a expandir su enorme imperio por toda Europa, firmó en el año 1807 con España el conocido como Tratado de Fontainebleau, con el fin de invadir y repartirse el país vecino, Portugal, que era a su vez aliado de los ingleses. Así, iniciaban el bloqueo continental contra los propios británicos.
Debido a la firma de este tratado, España permitía a Napoleón introducir sus ejércitos en tierras de la península Ibérica para que pudieran luchar contra los lusos, las cuales más tarde acabarían controlando por igual el territorio español.
No obstante, el objetivo del recién ascendido al trono Carlos IV era claro: intentar evitar cualquier tipo de contagio revolucionario. Y, para ello, no solo llevó a cabo una estricta censura, sino un férreo control en las aduanas. Y, poco después, tomó una decisión que se convirtió en clave en su reinado: nombró, en el año 1792, como ministro a Manuel Godoy.
Pero ya con la firma del Tratado de Fontainebleau la figura de Godoy era muy criticada, a lo que se unió la derrota de Trafalgar y la enorme crisis económica derivada en el enorme déficit del Estado y en la disminución del comercio con América. Todo ello avivó la oposición la nobleza y al clero.
La Guerra de la Independencia
Después de la firma del Tratado en el año 1807 se hizo patente que la entrada -consentida- de las tropas de Napoleón se estaba convirtiendo en una auténtica ocupación del país. Así, el ministro Godoy acabó por tramar la huida de la familia real hacia Andalucía, y la Corte se desplazó a Aranjuez.
Pero el 19 de marzo de 1808 estalló un motín popular conocido como el Motín de Aranjuez, organizado por la facción de la Corte partidaria del Príncipe de Asturias, Fernando VII, que precipitó tanto su caída como la abdicación de Carlos IV. Pero el enfrentamiento entre éste y su hijo, Fernando VII, provocó que Napoleón Bonaparte los llamara a Bayona, en Francia, forzándoles a abdicar en su hermano José Bonaparte.
Pero el descontento -evidente- de la población acabó por estallar el 2 de mayo de 1808, con el inicio de la insurrección en Madrid (conocido popularmente como el levantamiento del Dos de Mayo), que fue duramente abortada por la represión de las tropas napoleónicas. Se sucedieron luchas encarnizadas en las inmediaciones del Palacio Real, en la Puerta del Sol y en el barrio de Maravillas, donde algunos oficiales del ejército español decidieron sublevarse también.
Pronto la noticia circuló por el resto del territorio español, provocando una auténtica oleada de levantamientos, y los españoles empezaron a organizarse. Fue el comienzo de la Guerra de la Independencia, que duró hasta el año 1814.